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16 de xuño de 2015

Arte en coiro: José Bernardo Sappia visita a EMAO


Con ocasión da visita a España do artista arxentino, afincado en México, José Mª Bernardo Sappia, a Aula de Artesanía en Coiro da Escola Municipal de Artes e Oficios, co seu mestre Pepe Pereira, invitouno a presentar a súa obra nunha exposición exprés na Biblioteca desta Centro educativo e a impartir unha clase maxistral e unha mesa redonda para o alumnado desta especialidade.
José Bernardo Sappia utiliza para a súa obra artística o soporte dun material orgánico como o coiro, usanto distintos tipos de pel e diversas técnicas no seu tratamento para lograr as texturas desexadas ao seu planteamento creativo.

Exposición: 17 a 19 de xuño na Biblioteca da EMAO.
Horario: de 11:00 a 13:00 horas e de 18:00 a 20:00 horas
Clase maxistral: 18 de xuño ás 18:00 horas, no patio da EMAO

Coloquio sobre artesanía e arte en coiro, con José Mª Bernardo, Franklin Pereira e Pepe Pereira: 19 de xuño ás 18:00 horas. Clausura da exposición.
José Bernardo é un artista que pode crear mundos enteiros coa organicidade do coiro: paisaxes terrestres e mariños, xardíns místicos do espírito e tapicería espiritual do corazón. Nado en Arxentina, educado en España e Marrocos, vive agora en México. Completou a transición de artesán do coiro a artista en coiro ao remate da súa carreira. Alimentado polo natureza, alimentado pola experiencia e pulido por técnicas brillantes, as súas realizacións artísticas vólvense multidimensionais. 

No seu traballo con diferentes tipos de coiro, daranos texturas do producto final coa apariencia da seda ou da area, cobre cincelado ou papel palla. As súas obras de arte, á primeira contemplación, emerxen cheas de desorde aparente, pero invitan enseguida á reflexión e cautiva pola súa harmonía de colores, de texturas e da súa significación agochada. Transfórmanse nun mosaico de culturas e de formacións xeográficas nas que estructuras diferentes crean unha harmonía visual.  

Texto de presentación escrito para esta ocasión por Alfredo Rubio
Plantearme escribir algo sobre José Mª Bernardo Sappia, que realmente aporte conocimiento sobre sus técnicas de trabajo, su filosofía en relación con el arte, su enfoque de la creatividad y su forma de enseñar/mostrar todo ello, es primero un honor, luego un placer y siempre un reto gozoso. 
Conocí a José Mª en el Madrid de los primeros setenta del siglo veinte. La dictadura estaba presente todavía, aun quedándole poco tiempo. Se acercaban cambios fuertes en España. En esos días la cultura hippie empezaba a hacerse notar. Se hablaba de hacer el amor y no la guerra. Empezaba a haber jóvenes que desarrollaban productos de artesanía. Don José y un servidor teníamos pelo largo y diseñábamos cinturones, bolsos, carteras, maletas, sandalias y cualquier cosa que tuviera el cuero como materia prima. Trabajábamos, a veces juntos y otras de forma independiente. Compartíamos talleres y herramientas. Nos realizábamos e incluso ganábamos dinero. 
José siempre destacaba por su creatividad. Sus productos eran a veces sorprendentes. Sabía arriesgarse y lo hacia. Sus diseños, con cuero y metal, no se habían visto. No eran para todo el mundo, pero siempre encontraban un destinatario al que entusiasmaban, que los compraba y los usaba con placer. 
Pocos años, aunque jugosos, duró nuestra relación ya que nuestras vidas fueron por caminos y continentes distintos. Estuvimos cuarenta años sin tratarnos, hasta que recientemente contactamos por las redes sociales recuperando, con correos electrónicos, la relación perdida. En esos escritos, comprobamos que seguíamos siendo amigos y que teníamos ganas de vernos. 
Fuimos a México: nos invitó a su casa en Acopilco México D.F. Tanto a mi esposa, como a mí nos encantó el lugar donde José vivía y creaba. Era de cuento, con bosque, con luz, con mucho colorido, repleto de cosas… Pero nos sorprendió mas aún, reencontrar a un Artista Mexicano, consumado y multidisciplinar. Le sentimos más amante de México que los oriundos, más conocedor de las culturas ancestrales y actuales, de todo ese grandioso, especial, colorista y brillante país. Él y su encantadora pareja (mujer mexicana de la más amplia cultura y enorme relación con el mundo artístico), fueron los mejores cicerones posibles: nos llevaron a recorrer varios Estados, por carreteras secundarias y lugares ignotos, visitando todo lo más interesante.
Fueron días gloriosos de amistad y conocimiento de un país… Pero no nos dispersemos; se trata de decir algo que acompañe una muestra de su obra… Es digno de mención su forma de inspiración, que puede venir de reciclar un objeto encontrado u obsoleto y crear con él una escultura sorprendente; o de trabajar infinitas y laboriosas horas con trenzas, cosidos, tintes, cortes, orificios, etc. para elaborar un voluptuoso tapiz de cuero (posee premios internacionales en esta disciplina) de máxima originalidad. Una de las aportaciones más curiosas de Bernardo Sappia, es la utilización del polvo de cuero como materia prima para crear obras con conceptos muy distintos. También es interesante el tratamiento de la suela curtida para esculturas de gran tamaño.
Las manos y la capacidad para crear y recrear de este artista, tras muchos años de trabajo artesanal con cuero, le permiten convertir este noble material, en todo tipo de formas y texturas, que una vez tratadas, pintadas y mezcladas, pueden parecer madera, metal o cualquier cosa inusitada.
Capítulo aparte merece su obra pictórica. Sus cuadros suelen ser de gran tamaño, integrándose su estética en los muralistas mexicanos de principios del siglo veinte. Los colores, son de lo más mexicano, saben y huelen a México, estan llenos de tierras ocres y rojas, con mucha energía y luminosidad. No en vano es uno de los pintores mexicanos que pueden representar su país en todo el mundo, sin necesidad de haber nacido en él. Muy buena integración: positiva para ambas partes. Es bueno que haya encontrado su sitio en el mundo y que sea aceptado, respetado y querido, casi como uno de los emblemas estéticos mesoamericanos.
Bernardo Sappia es todo un artista, que vive feliz en el entorno en el que mejor se siente: en sus distintos “espacios taller” con esa interesante “estética Acopilco” DF Mexico en la que reciclar es un arte y una filosofía de vida que arroja muy buenos resultados y que genera felicidad y alegría a quien posee o simplemente contempla sus obras, sean estas de la disciplina que sean: todas tienen el mismo sello de “glorioso atrevimiento”.
También quiero mencionar la buena capacidad de transmitir sus conocimientos y técnicas, a aquellos que asisten a sus “master clases”. Bernardo Sappia comunica de verdad, realmente desea que los asistentes aprendan. Es sumamente generoso: lo comparte todo, no se guarda nada para sí. Un placer y un honor haber recuperado la amistad, para ver que esta seguía intacta en el afecto y en la ideología, y el amigo, convertido en un artista destacado, sin haber perdido su esencia humana en absoluto, tras unos cuarenta años sin vernos. 
Gracias Amigo, buen futuro, buena vida, buena creatividad.
 

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